martes, 30 de noviembre de 2010

Cantos y silencios en otoño



Por las mañanas, mi canto
y tú, en silencio.

Acaso el viento te arranca mil suspiros
y entonces te meces en sinuosos movimientos, y me meces
al compás de notas nacientes de pechos amarillos.

Y yo, en tus brazos
disfrazado de pájaro dorado
sintiendo el calor de tu cuerpo metamorfoseado.

Manos de hojas de maple en el otoño
codos sosteniendo una copa con ideas propias.

Pretextando al viento me acaricias con una lluvia de colores
rojo, amarillo, oro, púrpura.

Me das la dulce savia que emana tu epidermis
y me anidas en la bifurcación más perfecta de tu tallo.

Y yo, queriendo permanecer en ti
dudo entre ver el sol naciente o su luz reflejada en tus hojas
o en el prisma de tus ojos o en tu copa ahora cascada de cabellos.

Mis pares me despiertan de mi asombro
sus alas me recuerdan mi destino
me voy ahora, y te atormenta mi silencio
pero a ti vuelvo en el crepúsculo
hasta el fin de mi vida efímera.

Guillermo