domingo, 29 de noviembre de 2009

Observación al natural


Ver u observar, acciones distintas del ojo humano; del reino animal, en la tierra y en el agua. Ver la luz al despertar. Observar el movimiento de la tierra. Ver el movimiento de una rama. Observar el diseño natural de una mariposa, vida misma en cuerpo frágil, como ángel diminuto. Ver u observar, todo con el mismo órgano maravilloso, el ojo. Carne transparente, fibras mágicas, ventanas de la vida en todo ser. Ver en fracciones de segundo; observar, con detenimiento, sin prisa, con paciencia, por placer, por necesidad o por amor. Ver el reflejo del horizonte en el espejo de agua, observar el titilar de las estrellas. Yo, no veo el cielo; lo observo...busco en él tu presencia. Yo, no veo la luna ni las flores, las observo y encuentro en ellas tu luz de plata y la textura suave de tu piel.

Observación al natural, regalo de la vida. Te veo aparecer y mis ojos se regocijan al observarte. Ojos que contemplan tu cuerpo generoso, maduro…más que vivo…deseable. Ojos que contemplan los tuyos, que sin más me transmiten tu sentir. Te veo, te observo, te contemplo. Sí, observación al natural. Observo el delineado de tu boca adornada por tus manos. Tus oídos decorados. Mi mirada por instinto desciende hacia la doble luna de tus pechos. Tu vestido intenta contener esa dulce turgencia. Observo tu respirar y veo el latir de tu corazón. Tu risa explota y lo ilumina todo. Y espero a que vuelva a suceder para llenarme de tu luz. Observación al natural…regalo de la vida…ahora quisiera escuchar tu voz.


Guillermo.

martes, 24 de noviembre de 2009

Vuelo en una tarde de otoño


Tarde de otoño. Emprendo este vuelo tan esperado. A falta de un plumaje propio, debo aceptar alas de acero. Suave deslice por el cielo, me separas de la multitud tan agobiante. Por momentos mi mente no es más que vacío infinito. Perplejo contemplo el horizonte curvilíneo, azulado, brillante. Agradezco a la vida estos ojos que me ha dado. Veo al origen desde las alturas. Y la veo pasar suavemente, a ella…si me viera, si mirar pudiera…me vería. La imagino escarbando la tierra. Sí, el origen, la mujer, la madre, la matrona, la señora, la raíz, el principio, motivo y fundamento de mi existencia. Me distraigo. Mente en blanco. De pronto emerges majestuosa entre las nubes, adornada por una fumarola. Con tu piel sacudida de la nieve que en un tiempo te hizo pensar adormecida. Volcán extinto, según los textos del pasado. Sin embargo, te revelas como la mujer en el otoño cuyo fuego es de otra naturaleza, de anhelo de amar y sentirse amada. Suave deslice por el cielo ahora en tu compañía. Volteo por la ventana y tú me miras. Me iluminas. Te contemplo y te fijo en mi memoria para siempre. Siento ganas de escalar tu piel candente, sentir de cerca el calor de tu magma, estar en ti. Ahora desapareces en la bruma, pero ya te llevo en mí. Veo hacia abajo los colores dorados de la tierra, veo tu piel y aterrizo sobre ella… en tus brazos…amor.


Guillermo.

sábado, 7 de noviembre de 2009

Simplemente mar


Mar. Simplemente mar. Agua fértil…origen de la vida misma. En ti habitan seres maravillosos como las estrellas, medusas con luz propia, peces sonrientes, criaturas de arena viva, arrecifes de coral. Quizás hasta dioses y sirenas. Desde el espacio pintas al planeta de azul, reflejo de mi paz deseada. Las nubes te adornan a capricho en forma de cirrus, cumulus, o espirales de huracán. Poli espejos titilantes, estelas blancas, agua plateada, dorada, cobriza, según el pincel del sol. En tus profundidades…vida misteriosa, fantástica…un mundo aparte. Y tus playas, qué decir. Lugar de encuentro de los amantes a brazo abierto. En la vida y en los sueños. Corren y se estrechan. Funden sus corazones al canto eterno de las olas. Pechos agitados. Susurros de amor. Espuma acariciante confundida con tus manos. Diminutas burbujas besan nuestros pies. Briza marina, tu humedad disimula las nuestras, pero sólo las aumenta cuando me encuentro en tu regazo. Caracolas diminutas asidas a las rocas ¿por qué insisten en soportar las fuerzas de este mar?. Quizás expliquen mis ansias de aferrarme a ti. Déjame ver la puesta de sol entre la bruma, déjame ver el amanecer, déjame ver la lluvia de estrellas…sí, déjame ver tus ojos, amor.

Guillermo.