Ayer conocí unos ojos claros
decorados con pedacitos de mar azul.
Eran como dos grandes espejos en marco de piel.
Quise verme en ellos y vi la tierra cubierta de miel.
Quise ver sus pestañas y encontré plumas y piquitos de colibrí.
Quise ver su brillo y el brillo ya estaba en mí.
Ayer conocí una boca dulce
fresca y suave como un clavel.
Quise escuchar sus palabras y escuché su canto fiel.
Quise medir sus labios y me lo impedía su sonrisa.
Quise saber su aliento y encontré sabiduría.
Ayer conocí unos ojos claros, una boca dulce y pequeña
un corazón abierto, grande y sincero.
Ayer sin duda fue un gran día.
Todo en ella es alegría.
Guillermo.