sábado, 26 de diciembre de 2009

Golondrina de las Nieves


Esta es una pequeña anécdota sobre algo que me ha ocurrido en estos días. Estando de viaje por el norte de mi país, en un lugar donde con cierta frecuencia nieva en invierno, sucedió que al segundo día de mi llegada comenzó a nevar, exactamente a las once de la mañana. Primero con mucho viento, después con más calma. Como la temperatura era muy baja, el suelo pronto comenzó a cubrirse de blanco. Mientras nevaba salí de compras, preparándome para celebrar la navidad. En uno de los centros comerciales, decidí esperar un rato en el estacionamiento, dentro del auto, para disfrutar la vista de la nieve. De pronto, llamó mi atención una golondrina en pleno vuelo. Por su forma de volar no estaba escapando de la nieve, pues iba de un lado para otro, como disfrutando del magnífico evento. Quedé sorprendido, ya que normalmente las golondrinas vuelan en la primavera y el verano. Según he visto, en el otoño estas aves emigran hacia lugares menos fríos. Desconozco si esta golondrina decidió quedarse en este lugar o si acaso era otra ave con forma de golondrina. Quizás hasta mi mente me jugó una broma; todo puede suceder. De cualquier manera, mientras la observaba con sorpresa, se convirtió para mí en una pequeña musa, que me inspiró a escribir lo que a continuación comparto con ustedes.


Navecita emplumada de ojos sonrientes
¿Qué haces surcando el cielo en medio de la nieve?
¿Acaso eres el reflejo de mi alma viajera?
¿Acaso me persigues disfrazada?
¿Acaso decidiste no emigrar por si volvía?
¿Acaso eres un ángel pintándose las alas?

Te miro y me sorprende tu osadía,
de cambiarte de hemisferio en pleno invierno.
Vaya forma de sortear los copos con tus alas:
vuelo en zigzag, alas extendidas, ahora vuelta en U,
de pronto como flecha, media vuelta y otra vez zigzag.
Vuelas por mi izquierda y alcanzo a ver la pupila de tus ojos.
Vuelas por mi cabeza y alcanzo a ver tu signo de paz.

Navecita con motor de corazón,
cabecita brujuleada ¿Qué te trajo por aquí?
¿Acaso eres mi animal totémico?
¿Acaso un espíritu con alas?

Golondrina de las nieves,
ahora vuelve a tu hemisferio
o si quieres…resguárdate en mi corazón.

Guillermo.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Agua Marina


Líquido de múltiples azules, así es el mar. Destellos luminosos al contacto con el sol, como estrellas acuáticas. Corrientes invisibles. Transparencia ilimitada. Agua marina, quietud y fuerza desmedida. Solo la gravedad de la tierra es capaz de contenerte. De ser por ti escaparías al cielo en pleno estado líquido. Subes y bajas persiguiendo la luna, como si pudieras alcanzarla. Hastiada, te conformas con su reflejo pintando tu horizonte. En tu superficie; la quilla, abriéndote una herida. Vela aferrada al bergantín, rumbo y sostén. Popa adornada de gaviotas, proa acompañada por delfines sonrientes, escribiendo emes.

Agua Marina, vida marina, ojos marinos. Mujer del mar de cabellos sueltos. Contigo me siento marinero, adicto al oleaje de tu cuerpo. Piel suave con olor a playa virgen. Mis pasos vacilan en tu vaivén eterno. Sorteo la cresta de tus olas con mi piel quemada, curtida por el viento. Me siento como quilla de velero al rozar tu vientre, abriendo paso a mi destino. Y tú me alojas generosa, por instinto, de forma natural. Me sumerges en tus aguas tibias sin ahogarme. Sudor y lágrimas. Mujer del mar, ansío tu rumbo, porque en tu mar pierdo la cordura. Busco la puesta de sol y encuentro tu corazón. Busco la luna y encuentro tu sonrisa. Busco una razón y encuentro una gaviota. Sin ti, naufrago en la inmensidad.

Guillermo.