domingo, 22 de agosto de 2010

A la espera del otoño










Caen las primeras hojas del durazno
amarillas, aserradas, con venas transparentes
parecidas a cuencas diminutas vaciando sus arroyos;
ante mi, se vuelven lluvia de oro.

Ayer apenas, en abril, tus ramas eran florecientes
pétalos tiernos, rosados, cálices fértiles;
hoy, frutos de epidermis aterciopelada
drupa carnosa, aroma sutil, corazón sereno.

Árbol de vida, entre tu copa, el cielo azul
nubes amorfas y racimos de lunas mecidas por el viento
hoy quiero cobijarme con tus hojas de oro
asirme de tu tallo, sentir el silbido de tus ramas.

Caducifolio, me gusta tu florecer de primavera
pero añoro tu madurez femenina en el otoño
así puedo tocar tu piel, sentir tu aroma, comer de ti
antes que llegue el invierno.

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