martes, 30 de noviembre de 2010

Cantos y silencios en otoño



Por las mañanas, mi canto
y tú, en silencio.

Acaso el viento te arranca mil suspiros
y entonces te meces en sinuosos movimientos, y me meces
al compás de notas nacientes de pechos amarillos.

Y yo, en tus brazos
disfrazado de pájaro dorado
sintiendo el calor de tu cuerpo metamorfoseado.

Manos de hojas de maple en el otoño
codos sosteniendo una copa con ideas propias.

Pretextando al viento me acaricias con una lluvia de colores
rojo, amarillo, oro, púrpura.

Me das la dulce savia que emana tu epidermis
y me anidas en la bifurcación más perfecta de tu tallo.

Y yo, queriendo permanecer en ti
dudo entre ver el sol naciente o su luz reflejada en tus hojas
o en el prisma de tus ojos o en tu copa ahora cascada de cabellos.

Mis pares me despiertan de mi asombro
sus alas me recuerdan mi destino
me voy ahora, y te atormenta mi silencio
pero a ti vuelvo en el crepúsculo
hasta el fin de mi vida efímera.

Guillermo

lunes, 27 de septiembre de 2010

Entre la tierra y el cielo

Entre la tierra y el cielo, tú, criatura alada
absorto me despierto, y sueño
¿Acaso surges a voluntad del pensamiento?
mariposa morfo azul, quetzal iridiscente
sigilosa vuelas a mi encuentro

¡Qué vasto el horizonte ahora! Más con tus ojos
¡Qué plácido resulta el vuelo! Más con tus alas
¡Qué húmedo mi lecho! Más con tu cuerpo

Una imagen cada día, de ti, a mis ojos entra
impaciente, siete, once, mil al día
en mi vértigo mi vista se confunde
veo en tu cuerpo el vaivén de una ola
tu cabeza, rayo de sol
mis ojos imprecisos se detienen en tu pecho
y en cada latido emanas pétalos de flor

Ahora voy. Ahora vuelvo, criatura alada
desde el cielo, el cielo veo, mi cielo
y en la tierra nuestro aliento, siento.

Guillermo

domingo, 5 de septiembre de 2010

Un vacío peculiar en la montaña


















Vacío inmenso, no triste
uno y el mundo entre si
bajo mis pies, amalgamados, la vida y lo inerte
mansos latidos, respiros, aire cristalino

Allá, en el risco, el suave canto de tu brisa
armonía perfecta en tu llovizna
el tiempo se detiene en tu viaje perpetuo
hoy eres lo que has sido, y serás, hasta el infinito

Vacías las palmas de unas manos, no tu vida
inerte la materia, no tu alma
llevo en mí el eco eterno de tu risa
de un ayer sin tiempo, del presente, del mañana

Vacía mi mente, no mis ojos
mi ventana, el limbo esclerocorneal
silba el viento, viajan las nubes, vuelan las aves
vacío mis sentidos, no el corazón.

Guillermo.

Fotografía de la Cascada de Basaseachi, México, tomada en mayo de 2010.

lunes, 23 de agosto de 2010

Un bello árbol en peligro de extinción



Pensaba escribir algunos aspectos técnicos de este árbol tal vez una ficha técnica o algunos datos sobre su ecología. Pero, en vez de ello, mejor escribo sobre su majestuosidad y sobre la experiencia de tener la oportunidad de conocerlo, ya que se encuentra en peligro de extinción de acuerdo con las normas nacionales de México y de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza. En lo técnico, solo diré que es una conífera cuyo nombre científico es Picea chihuahuana. Sólo existe de forma natural en pequeños parajes de la Sierra Madre Occidental en los estados de Chihuahua y Durango México. Hay parajes en donde sólo existe un árbol, en otros cinco, en otros 17 y en otros algunos cientos. Pero en total no existen más de 20 mil árboles adultos de esta especie. En otros países tal vez solo exista por su importación de alguna forma no regulada. Yo conocí un ejemplar en el Arboretum de la Universidad del Norte de Arizona, en las faldas de las Montañas de San Francisco, que uno de mis profesores importó como regalo cuando era apenas un arbolito de 15 centímetros.

Pero bueno, lo que quiero contar es que el conocer este árbol es una experiencia única. Caminar por los parajes donde crece lo hace a uno viajar en el tiempo, a la época de los dinosaurios, pues se calcula que se originó por aquellos tiempos, hace millones de años. Al llegar a alguno de los lugares donde habita, el aliento se detiene, para enseguida tomar bocanadas de aire puro, fresco, con olor a sus hojas y corteza. Todo es perfecto, pues donde crecen siempre hay un arroyo de aguas cristalinas que les proporciona humedad. Además son lugares tan lejanos que sólo los nativos, profesionales del bosque  y científicos tienen la oportunidad de conocerlos. Por eso al llegar, todo es naturaleza pura, cantos de aves y ardillas, el ruido del arroyo, el crujir del suelo al paso de los pies, silbidos del viento, frescura en el rostro. En el invierno se cubren de blanco con la nieve mientras los arroyos se congelan. Recuerdo y siento todas esas sensaciones.



La forma cónica de este árbol es perfecta y tiene un follaje verde azulado, pero debo decir que es para verse y admirarse, más que para tocarse, pues sus hojas son como espinas, como se ilustra en la fotografía de abajo. Algunos le llaman Pinabete Espinoso y con justa razón. Escalarlo requiere de una ropa especial, guantes y lentes protectores.  Además mide hasta 45 metros de alto. Diré en secreto que estudiar este árbol, más que un trabajo es algo recreativo, como un privilegio. En vez de querer terminar el trabajo, quisiera uno extenderlo. Yo lo conocí por primera vez hace 25 años y desde entonces es uno de mis favoritos.



Ahora que escribo esto me da nostalgia sobre su posible extinción. Se que yo me extinguiré antes que ellos, pues llevan millones de años en la tierra y han logrado persistir. Según la información científica con estudios de polen, hace unos miles de años existió hasta el centro de México. Sin embargo, ante la evidencia de los cambios de clima es necesario pensar en fomentar más su conservación, pues ahora es un relicto. Hace 14 años hice un estudio, para encontrar lugares donde pudiera crecer esta especie de forma natural o en plantaciones. Recuerdo cuando descubrimos un paraje que solo tenía un árbol y otro cinco. Por suerte, hace poco me han pedido información de ese estudio que me parece servirá para fomentar su recuperación. Se que pocas personas tienen la oportunidad de conocer en vivo una especie en peligro de extinción y por eso comparto con ustedes estas fotografías y algo sobre ella. Espero que les guste.

Guillermo.


domingo, 22 de agosto de 2010

A la espera del otoño










Caen las primeras hojas del durazno
amarillas, aserradas, con venas transparentes
parecidas a cuencas diminutas vaciando sus arroyos;
ante mi, se vuelven lluvia de oro.

Ayer apenas, en abril, tus ramas eran florecientes
pétalos tiernos, rosados, cálices fértiles;
hoy, frutos de epidermis aterciopelada
drupa carnosa, aroma sutil, corazón sereno.

Árbol de vida, entre tu copa, el cielo azul
nubes amorfas y racimos de lunas mecidas por el viento
hoy quiero cobijarme con tus hojas de oro
asirme de tu tallo, sentir el silbido de tus ramas.

Caducifolio, me gusta tu florecer de primavera
pero añoro tu madurez femenina en el otoño
así puedo tocar tu piel, sentir tu aroma, comer de ti
antes que llegue el invierno.

martes, 10 de agosto de 2010

El árbol de más de dos mil años



Cuenta el árbol, que la gente especula sobre él
Que si dos mil años tiene ¿qué más da?
Que si ha registrado la historia breve de una patria
Que si es testigo de los cambios de clima en la tierra
Que si es uno, cuatro o dos, sólo uno
Que si se llama Tule, Ahuehuete o Sabino
Que algunos pocos le llaman Taxodium mucronatum
Que no teme a los dendrocronólogos en su adivinar

Cuenta que sobre él ven fauna que no ha visto
Que mamíferos y reptiles nacen de su corteza
Que para alojarlos se transforma en pantano, bosque, pradera o mar

Cuenta que a su edad, sus ramas pesan, que el viento en él se detiene
Que un búho silencioso, anoche ululó con discreción
Con la esperanza de que un día se extinga la superstición

Cuenta que para no aburrirse en tantos años, juega con el sol y con su sombra
Que crea un titilar de estrellas propias, meneando sus ramas contra el sol
Que siente las cosquillas de los insectos y roedores
Que se peina con el viento y se baña con luz de plata
Que hunde sus raíces hacia el centro de la tierra
Que se ríe al escuchar la historia de los niños

Cuenta que le daría gusto verte, si no lo has visto
Que le gustaría volverte a ver, si ya lo viste
Que si no puedes hoy, mañana, en un año o cien
Que tiene más de dos mil años
Que puedes contar con él.

Dedicado al Árbol del Tule que se encuentra en Santa María del Tule, Oaxaca, México

domingo, 8 de agosto de 2010

Andar bajo el sol

Hoy quiero verte, y puedo
porque aunque ausente estés, conmigo estás
en mi universo, en mis arterias, en mi frente
aquí, allá, en todas partes.

Hoy quiero verte, y puedo
porque no sólo mis ojos ven
porque aunque ayer no te vi, te vi
porque estás en el centro de mi mundo.

Hoy quiero verte, y puedo
porque aunque dormido esté, veo tu andar bajo el sol
porque aunque el sol se oculte, me ilumina tu rostro.

Hoy quiero escucharte, y puedo
porque aunque no te escuche, te escucho en las aves
te escucho ahora, en este instante, como paloma.

Hoy quiero sentirte, y puedo
el sudor de tu piel dorada, al llegar
la brisa del lago y tu respirar,
y tu risa, que lo es todo.

Guillermo

martes, 29 de junio de 2010

Mirada al Cielo



Absorta la mirada al cielo

buscando formas en las nubes

un rostro, unas manos, un corazón

A la izquierda, tu silueta recostada

tu pelo recogido

tus ojos color capricho

En el centro, tu vientre

el oleaje de cuerpo

tus alas

En las nubes te disipas

te transformas

mujer, magia, metamorfosis

El cielo truena,

la brisa me acaricia

las gotas de lluvia me despiertan

En el horizonte, el sol se oculta.

domingo, 27 de junio de 2010

Fruta Madura

Huerto fresco, oasis repentino
refugio antaño de mi tiempo
montado en una rama te contemplo
sombras, hojas danzantes, caminos

Huerto fresco, fantástico, anegado
lleno de vida, sin espacio para miedos
limo y arcilla suave entre mis dedos
se deslizan cuan gorrión acorralado

Huerto fresco, sombra del paso de la gente
pies descalzos, canastos, siempre sonrientes
caritas luminosas, sienes escurrientes
epidermis lozana, fruta turgente

Mujer del campo, fresca ternura
no hay formas imperfectas en la fruta madura
un pliegue en tu piel, solo me indica tu dulzura
si acaso tu fermento me embriaga con locura.

viernes, 19 de marzo de 2010

Desastre Natural

Los hombres lloran sin lágrimas
las mujeres buscan a sus hijos
los niños corren asustados
los niños siguen jugando.

La tierra cruje y se cimbra
la tierra ruge y frunce su ceño
la tierra no está enojada
no hay ser grande ni pequeño.

El mar reclama la tierra
con su lengua transparente,
peces desorientados en las calles
perros en la mar, casas flotantes, aves perplejas.

Los hombres pierden su instinto,
los hombres se han confundido
los termes y las hormigas
ya reconstruyen sus nidos.

Los hombres ven una estrella
los hombres ven cincuenta estrellas
los hombres ven barras y estrellas
los niños y las niñas ven por fin miles de estrellas.

Los hombres lloran sin lágrimas
los hombres pierden su instinto
los hombres se han organizado y las madres resignado
los termes ya tienen nido.

Los niños siguen jugando
las niñas siguen jugando
la tierra se ha acomodado
los hombres se han confundido.


Guillermo.

sábado, 27 de febrero de 2010

Infancia al Natural

Tiempos aquellos ¿hace mucho? ¿Hace poco? ¿Quién lo sabe con certeza?
Con eso de que el tiempo es relativo.
Más en la infancia, cuando el día puede volverse varios días.
Múltiples sueños y despertares, múltiples soles, múltiples lunas, misma fecha.

Tiempos aquellos. Prístina Inocencia.
En las noches, creía que el canto de los grillos era el de las estrellas.
En el día, creía que las mariposas querían ser perseguidas.
En las tardes me angustiaba ver el sol apagándose en el horizonte.

Me enojaba la abuela, que partía el cielo con una cruz para detener una tormenta.Qué ocurrencias. Mejor hágase señor tu voluntad. Viva la lluvia. ¡Niño incrédulo!

Ah! qué facilidad contestar un examen de las ciencias naturales:

¿Qué es un cometa? La estrella con cola de novia que adorna mi cielo.
¿Qué es un río? El que cruzo cada día, el que me baña con sus aguas.
¿Qué es el agua potable? La que saco del pozo y la que bebo del río.
¿Qué es naturaleza? Las ramas del sauce en que me columpio,
el nido de la calandria, los pececitos huyendo a mi paso,
el canto de las aves, las mujeres bañándose en el río, lo que siento.
¿Qué es un huracán? Todavía no lo sé maestra, soy niño.
¿Qué es contaminación? No sé maestra, creo que fumar.
Define un manantial. Sus ojos, maestra.
¿Qué es la luna nueva? Su sonrisa, maestra.
¿Qué es el cielo? Su vestido, maestra.
¿Y el mar? El cielo líquido.

El tiempo se acabó.

Nombre del alumno: Guillermo

sábado, 6 de febrero de 2010

Sonidos de la naturaleza



Una vez más frente a la ventana,
ahora en el amanecer.
Las aves rezan en su idioma.
Revolotean, juguetean y vuelan en busca del sustento.

Nube ágil de alas y piquitos silbantes. Rosarios del cielo.
Me quedo absorto ante los cantos,
y reflexiono sobre los magníficos sonidos de la naturaleza.

Me traslado hasta los senderos en el bosque,
la ribera del río y las olas del mar.
Me siento como lobo cantándole a la luna.

Caída de agua en un riachuelo,
canto de la lluvia, silbidos del viento,
olas en vaivén; cuánta paz.

Estruendo de un volcán en erupción,
rayo candente, rugido de la fiera,
ráfaga estridente; cuánto temor.

Canto de la golondrina alicerrada,
del tordo cabecicafé, del cenzontle, la tenca,
el horneo, el petirrojo; cuánta dulzura.

Pero querida…nada comparado con el dulce tono de tu voz,
y los sonidos de tu propia naturaleza.

Tus palabras, murmullos de arroyo; cuánta ternura.
Tus besos, estruenditos del cielo; cuánta pasión.
Tu respiración, el eco de tu alma; cuánto amor.
El latido de tu corazón; mi vida.

Ahora despierto.

Guillermo.

lunes, 1 de febrero de 2010

Lluvia de invierno



Lluvia del cielo, regalo de la naturaleza. Primero, vapor de agua condensada en nubes de formas fugaces. Para unos, intercambio de cargas eléctricas, átomos, moléculas; para otros, corderos, corazones, osos, ángeles, tu rostro. Después, caes de lleno mojando el campo, los bosques, y mi piel curtida por el tiempo. ¿Sabes? Me gustas a todas horas. Por las mañanas, me haces pensar en la brisa de los mares, en un velero sorteando las olas con rumbo a su destino, en los risos suaves de un hada. Por las tardes me asombro al ver que cada gota descompone la luz del sol para formar el arcoíris, con un brillar multicolores que supera a los diamantes. Gotas prismáticas ¿Me equivoco o veo el color de tu vestido, el rojo carmín de tus labios, el tono claro de tu piel y el iris de tus ojos titilantes? Te observo y creas mi propio cambio climático. De noche….de noche me despiertas, con tu arrullo de arroyo, con tus golpecitos en mi ventana. Me haces levantarme para verte. Te escucho, te contemplo, despiertas mis sentidos. Puedes ahora volver al cielo, me doy cuenta que has llegado de esta forma.

Guillermo.

sábado, 30 de enero de 2010

Nota de invierno

Como los verdaderos osos, al parecer me puse a hibernar en estos días. Tal vez es mi animal totémico. O uno de tantos. He pausado mi escritura por distracciones puramente técnicas. Pero anoche abrí los ojos para ver la luna llena, rodeada de un círculo de cristales de hielo. Círculo perfecto, como el ciclo de la vida. ¿Saben? Todavía me maravillo de ver la luna llena cada mes...y la nueva...y la menguante. Más cuando aparece en el horizonte y cuando se asoma a mi ventana. Creo que me quiere despertar para que escriba.

Les envío un saludo cariñoso a todas las personas que leen lo que escribo, y espero este año compartir con ustedes algo de lo que fluye por mi mente y corazón.

Guillermo.